¿CÓMO SE CLASIFICAN NUESTRAS EMOCIONES?

¿CÓMO SE CLASIFICAN NUESTRAS EMOCIONES?

En un post anterior habíamos explicado que el psicólogo estadounidense Paul Ekman hablaba de 6 emociones básicas que experimentamos los humanos. Estas emociones eran la alegría, la ira, el asco, la sorpresa, la tristeza y el miedo. Un psicoterapeuta llamado Leslie Greenberg, cuyas investigaciones se centran en  la terapia de las emociones, clasifica estos distintos tipos de emociones en 3 grupos. Greenberg habla de un primer grupo que define como emociones primarias. Son las emociones que sentimos en lo más profundo de nosotros, son sentimientos verdaderos que definen lo que estamos sintiendo. Dentro de estas emociones primarias algunas son saludables y otras no. Las saludables son fundamentales para la supervivencia, mientras que las no saludables son crónicas y por tanto han dejado de ejercer su función y nos afectan negativamente. ¿Un ejemplo? La sensación de inseguridad. Otro segundo grupo son las emociones secundarias. Son emociones defensivas. Ocultan lo que sentimos en lo más profundo. Un ejemplo serían frases que los hombres escuchamos a menudo como “tienes que ser fuerte” o  “los hombres no lloran”. En el primer caso se presenta una dificultad para reconocer el miedo porque para la sociedad un hombre no puede expresar miedo, y por tanto se manifiesta un sentimiento de enfado que oculta esa emoción primaria de miedo. En el segundo caso es la tristeza la que se oculta con el enfado. Por último, Greenberg explica la existencia de las emociones instrumentales. Emociones que se usan para obtener algo a cambio.  A veces cuesta reconocerlas porque llegan a formar parte de nuestra vida. Un ejemplo es el enfado para conseguir que cumplan aquello que quieres...
¿TIENES MIEDO AL CAMBIO?

¿TIENES MIEDO AL CAMBIO?

Nuestro cuerpo por su propia naturaleza es cambio. Todas las células de nuestro cuerpo se están renovando continuamente. Es decir, nosotros somos cambio. Nuestro cuerpo se cambia, pero a nosotros mismos nos cuesta el cambio. ¿Y por qué nos cuesta el cambio? Por una sencilla razón, porque el cerebro está perfectamente preparado para la supervivencia, pero no para ser feliz. La cuestión es ¿cómo podríamos ser más felices? Pues asumiendo el cambio. Pero a nuestro cerebro le cuesta, porque lleva un ritmo diferente a lo que podría parecer el contexto. Por eso debemos entender la curva del cambio, cuáles son las etapas que nosotros vivimos ante el cambio para poder asimilarlas y para poder acelerarlas. En la medida que podamos acelerarlas, podemos ser un poquito más felices, es decir, el objetivo en definitiva es comprender qué nos ocurre, precisamente para acelerar dicha curva. Cuando nos enfrentamos a cambios difíciles no suele haber atajos. Tenemos que vivir distintas etapas. Ante cada una de estas fases del cambio lo que va a ser interesante es entender que tenemos dos alternativas:                 1º: Quejarnos por que qué me ocurre eso.                 2º: Lo podemos vivir desde el protagonismo: ¿qué significa esto? Si lo vemos desde la 2ª opción vamos a enfocar mejor los retos que tenemos delante LA CURVA DEL CAMBIO Normalmente a lo largo de nuestra vida estamos atravesando estas curvas, y una vez que pasamos toda esta curva ¿qué viene después? Pues otra curva que superar. Esta curva tiene cinco fases que tenemos que ir superando. Llamada de la aventura. Negación. Miedo Travesía por el desierto. Creamos una nueva realidad...
VIVIR EN EL PASADO. VIVIR EN EL FUTURO (II)

VIVIR EN EL PASADO. VIVIR EN EL FUTURO (II)

En el post anterior hablábamos que un exceso de pensamientos en el futuro provocaba ansiedad. Esto tenía consecuencias en nuestra fisiología. También comentamos que la ansiedad fue la enfermedad del siglo XX puesto que las guerras aumentaban en la gente la percepción de un futuro muy negro. Hoy en día, y según el psicólogo estadounidense Daniel Goleman, la enfermedad de nuestro siglo es la depresión. La depresión se produce por un exceso de pensamientos hacia el pasado. Se presenta en forma de tristeza constante, decaimiento, irritabilidad o malestar continuado. Todos coindicen que cada vez se presenta a una edad más temprana y no distingue entre clases sociales. Por tanto no sólo hay que tratarla sino que también hay que prevenir. Frederick Goodwin es director del Instituto Nacional de Salud Mental en la Universidad de Washington y da algunas razones que él considera que influyen en este aumento de la depresión. “El núcleo familiar ha experimentado una gran erosión, se ha duplicado el número de divorcios, los padres dedican menos tiempo a los hijos y se ha producido un aumento de la inestabilidad laboral. En la actualidad es difícil crecer manteniendo lazos con todos los miembros de la familia. La pérdida de una fuente sólida de identificación es la principal causa del aumento de la depresión”. Otros psicólogos como Martin Seligman hablan de un aumento del individualismo y de pérdida de los valores familiares como motivos de este florecimiento. Además explica que “si se magnifican los fracasos y se asocian a una situación permanente relacionada con uno mismo, provoca que un pequeño revés se convierta en impotencia y desesperación”. Lo...
VIVIR EN EL PASADO. VIVIR EN EL FUTURO (I)

VIVIR EN EL PASADO. VIVIR EN EL FUTURO (I)

Si habéis leído el libro “Inteligencia Emocional” de Daniel Goleman, se hace una referencia a que el siglo XX fue el siglo de la ansiedad. La ansiedad es un estado de miedo continuado. Como ya habíamos dicho, el miedo es una emoción que servía para mantenernos con vida. Si ibas por la selva y veías un tigre, el miedo te ayudaba a escapar de ese peligro y mantenerte con vida. Una vez huías, el miedo desaparecía. Así sigue funcionando en el resto de animales. Sin embargo, el estilo de vida que llevamos los humanos en la actualidad hace que, salvo situaciones muy extremas, no sea tan crucial como antaño. De hecho se puede volver contraproducente… Hoy en día sentimos miedo pensando en si nuestros hijos tendrán un trabajo, si aprobaremos tal examen, si llegaremos a fin de mes…Es un miedo continuado porque el supuesto peligro se mantiene en el tiempo. Puede que, incluso, ese miedo sea infundado y nunca llegue a pasar aquello que imaginamos. Este miedo continuado provoca ansiedad. Si vivimos pensando, de manera continuada, cómo será nuestro futuro o el de nuestros familiares poniéndonos en representaciones mentales poco optimistas, acabaremos presos de ese miedo. La ansiedad provoca consecuencias fisiológicas como dolor de estómago, entre otras. Cuando tenemos miedo las funciones estomacales se paralizan porque el organismo pretende ahorrar energías para emplearlas en la defensa o en la huida con tal de sobrevivir a la amenaza. De este modo, se disminuye la producción de enzimas digestivas en el estómago y los intestinos. La digestión podía quedar a medias y se produce una gran cantidad de gas. Este gas...
¿QUÉ TIPO DE PERSONA ERES SEGÚN LA GESTIÓN DE TUS EMOCIONES?

¿QUÉ TIPO DE PERSONA ERES SEGÚN LA GESTIÓN DE TUS EMOCIONES?

En post anteriores os mostraba los 3 tipos de cerebros que tenemos los humanos. Posteriormente incidimos en las emociones que podemos llegar a experimentar gracias al cerebro emocional. Una vez que conocemos esas emociones, estaría bien hacer una reflexión sobre qué tipo de personas somos en cuanto a la forma de tratar esas emociones que experimentamos. John D. Mayer es un psicólogo de la Universidad of New Hampshire. Este hombre considera que hay distintos tipos de personas según la manera de tratar con sus emociones. Un primer tipo de personas son conscientes de cuál es el estado de ánimo que están experimentando. Al tomar consciencia del estado de ánimo que está viviendo puede elegir la mejor manera de gestionarlo. No les cuesta salir de un estado negativo y no le dan vueltas de manera obsesiva a las cosas. Son seguros de sí mismos y positivos. Otro tipo de personas son aquellas que viven atrapadas en sus emociones. Son desbordadas por ellas y esclavos de sus estados de ánimo. Aquí la consciencia de cuál es la emoción que están experimentando brilla por su ausencia. Las emociones los abruman y no escapan de los estados negativos. Por último, el señor Mayer, habla de las personas que aceptan de manera resignada sus emociones. Perciben lo que sienten pero aceptan sus estados de ánimo sin cambiarlos. Esta aceptación puede ser positiva y por tanto tienen buen humor pero nula motivación para cambiar esos estados de ánimo; o los que están molestos por los estados que experimentan y no los cambian, a pesar de no ser felices. La cuestión es ¿en cuál de estos...
LAS EMOCIONES HUMANAS

LAS EMOCIONES HUMANAS

En un post anterior os hablaba de los 3 tipos de cerebros con los que contamos los humanos. Entre ellos se encontraba el cerebro límbico, encargado de las emociones. Pero… ¿cuáles son las emociones que experimentamos las personas? Algunos expertos como Paul Ekman (psicólogo pionero en el estudio de las emociones y expresión facial) hablan de 7 emociones básicas. Nosotros vamos a hablar de las 6 que son universalmente conocidas. El desdén también podría reconocerse universalmente, pero no hay tanta unanimidad. Por tanto no lo tendremos en consideración. Como habíamos dicho las emociones son fruto de percepciones y representaciones mentales, que desencadenan en una conducta determinada. En nosotros mismos está el gestionarlas y adoptar la mejor respuesta. Existe una emoción que todos deseamos experimentar sin discusión. Se trata de la alegría. Pensamientos positivos llevan a una actitud positiva. Muchos expertos aseguran que cuánto más la experimentamos, más fuerte se vuelve nuestro sistema inmunológico. Una emoción que a nadie gusta y que es difícil gestionar es la ira. Suele descargarse hacia alguien que queremos. Hay que tomar conciencia de qué situaciones nos provocan esta emoción y buscar respuestas alternativas para no enfrentarnos a los demás, sobre todo seres queridos. Como bien indicaba una profesora nuestra “Solemos descargar la ira contra seres queridos porque sabemos que van a acabar perdonándonos”. El asco es otra emoción que experimentamos los humanos. Aunque de primeras no lo parezca es muy útil. Imagina que tenemos mucha hambre y no hay nada que nos advierta de que lo que estamos comiendo quizás esté en mal estado. Nuestro organismo pagaría las consecuencias e incluso podríamos llegar a...
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