En un post anterior habíamos explicado que el psicólogo estadounidense Paul Ekman hablaba de 6 emociones básicas que experimentamos los humanos. Estas emociones eran la alegría, la ira, el asco, la sorpresa, la tristeza y el miedo.
Un psicoterapeuta llamado Leslie Greenberg, cuyas investigaciones se centran en la terapia de las emociones, clasifica estos distintos tipos de emociones en 3 grupos.
Greenberg habla de un primer grupo que define como emociones primarias. Son las emociones que sentimos en lo más profundo de nosotros, son sentimientos verdaderos que definen lo que estamos sintiendo. Dentro de estas emociones primarias algunas son saludables y otras no. Las saludables son fundamentales para la supervivencia, mientras que las no saludables son crónicas y por tanto han dejado de ejercer su función y nos afectan negativamente. ¿Un ejemplo? La sensación de inseguridad.
Otro segundo grupo son las emociones secundarias. Son emociones defensivas. Ocultan lo que sentimos en lo más profundo. Un ejemplo serían frases que los hombres escuchamos a menudo como “tienes que ser fuerte” o “los hombres no lloran”. En el primer caso se presenta una dificultad para reconocer el miedo porque para la sociedad un hombre no puede expresar miedo, y por tanto se manifiesta un sentimiento de enfado que oculta esa emoción primaria de miedo. En el segundo caso es la tristeza la que se oculta con el enfado.
Por último, Greenberg explica la existencia de las emociones instrumentales. Emociones que se usan para obtener algo a cambio. A veces cuesta reconocerlas porque llegan a formar parte de nuestra vida. Un ejemplo es el enfado para conseguir que cumplan aquello que quieres o un determinado tono de voz para transmitir que no importas a nadie.
Es importante tomar conciencia de dónde colocaríamos algunas de las emociones que vamos experimentando a lo largo de los días y comprobar si algunas están camufladas para ocultar una emoción primaria; o si actuamos de determinada manera para conseguir algo de alguien o para evitar algo.