Si hacemos una búsqueda por Google utilizando la palabra estrés aparecen resultados como “elimina el estrés en 7 días” o “cómo acabo con el estrés”. Pero realmente ¿es malo el estrés?
En una primera reflexión básica vemos que no. El estrés nos trajo hasta aquí, nos mantuvo con vida cuando un león nos atacaba o éramos presa de cualquier peligro. El estrés es un mecanismo de defensa del cuerpo y como tal su misión es mantenernos con vida.
Hoy en día, ese estrés que servía para mantenernos con vida ya no cumple la misma función porque salvo raras excepciones no tenemos que escapar de ningún león. En la antigüedad una vez terminado el peligro desaparecía el estrés en nuestro cuerpo. En la actualidad es diferente.
Nuestro cerebro tiene la habilidad o desgracia (como queramos verlo) de ver el lado negativo de las cosas, si desconfías y le buscas la parte mala a algo es más probable que te mantengas con vida que si, por el contrario, eres muy confiado y ves todo de color de rosa. Por eso tendemos a ver lo malo que podría pasar y nos mantenemos en un estado de ansiedad. A posteriori vemos que la mayoría de las cosas que pensábamos que nos podían ocurrir no acaban sucediendo, pero aun así nos vemos envueltos en ese tipo de pensamientos.
A pesar de esto no todo el estrés es malo. Los humanos contamos con un tipo de estrés llamado eustrés que nos ayuda a focalizar nuestra atención en lo que queremos conseguir. Es un estrés bueno que nos centra y nos motiva para conseguir aquello que nos proponemos.
Cuando llevamos un tiempo prolongado esforzándonos en conseguir eso que queremos es bueno descansar un rato o, de lo contrario, se produce el estrés malo, comúnmente conocido como distrés.
Con el distrés nos cuesta mantener la atención, estamos más irritables, menos motivados y nos cuesta encontrar buenas soluciones a los problemas. Por eso es bueno descansar un poco tras un esfuerzo prolongado de nuestra mente.
Lo malo del distrés es que también puede ser aprendido y por tanto puede haber una dificultad en todo aquello que supongo un esfuerzo para nosotros. Hay que tener cuidado con el distrés y tomar conciencia si lo sufrimos de manera aprendida.
En conclusión, no hay que demonizar al estrés porque no es tan malo como nos quieren hacer ver. Lo que hay que evitar es caer en el distrés o estrés malo.
El estrés es malo… No le des más vueltas